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martes, 18 de mayo de 2010

Requiem a un poeta

Como introduje en una entrada anterior, el día de hoy se conmemora un año del fallecimiento del poeta y escritor uruguayo Mario Benedetti. No quiero dejar pasar esta oportunidad, y deseo rendir un pequeño homenaje, así que, qué mejor manera de hacerlo que presentando un poco de su obra. Dentro de su trabajo se encuentran poemas que quedarán en la memoria del colectivo de habla hispana, letras obligadas dentro del lenguaje de los enamorados, bien sea quienes disfrutan de su miel, o quienes en cambio sufren su lado amargo. Quiero dejar un par de sus poemas, tal vez no son los más conocidos, pero para mi gusto son excelentes, y muy acordes con mi objetivo.

El primero lleva por título "Cotidiana 1". Pertenece al libro "Cotidianas" (1978). Dentro de esta publicación, se encuentra una secuencia de 5 poemas Cotidiana 1-5, todos de gran calidad literaria y afines en su mensaje. El motivo por el cual este poema ha llamado particularmente mi atención, es el trasfondo de las palabras, pues describe con maestría el carácter no-permanente, causal y finito de cualquier evento en que seamos partícipes. La ínfima duración de un respiro, la eternidad de un abrazo, al final, pasamos toda una vida luchando por no llegar al más corto de los instantes.

El segundo está asociado al concepto de olvido. Pertenece al libro "El olvido está lleno de memoria" (1995). En este caso, es un pequeño recordatorio de la obra de este personaje que ha pasado a ocupar ese lugar, al "sótano de la memoria" de algunos pocos. Sin embargo, el poema habla de la imposibilidad de tal concepto, de la eternización de las palabras, las imágenes, los olores...

Para mí, esta idea representa un cúmulo de contradicciones. Por un lado hay tantas cosas que quisiera poder olvidar, que fueran borradas para siempre, imágenes que quisiera jamás haber visto, sensaciones jamas haber sentido, aromas jamás haber percibido y que palabras jamas hubiesen sido pronunciadas por mi boca; pero por otro, este poema presenta una leve esperanza, una esperanza de que no seremos olvidados, que las imágenes que hay de nosotros perdurarán, que nuestras palabras serán recordadas y nuestras emociones tendrán algún valor y trascenderán más allá de un simple instante.

Pero, para qué deseamos ser recordados? Deseamos simplemente reafirmar nuestra propia concepción de existencia, de nuestro ego que a cada día nos devora en la más intestina lucha?, si es así, quisiera olvidar y ser olvidado. Empero, tristemente el concepto de Benedetti vence y vencerá...


Cotidiana 1

La vida cotidiana es un instante
de otro instante que es la vida total del hombre
pero a su vez cuántos instantes no ha de tener
ese instante del instante mayor

cada hoja verde se mueve en el sol
como si perdurar fuera su inefable destino
cada gorrión avanza a saltos no previstos
cómo burlándose del tiempo y del espacio
cada hombre se abraza a alguna mujer
como si así aferrara la eternidad

en realidad todas estas pertinacias
son modestos exorcismos contra la muerte
batallas perdidas con ritmo de victoria
reos obstinados que se niegan
a notificarse de su injusta condena
vivientes que se hacen los distraídos

la vida cotidiana es también una suma de instantes
algo así como partículas de polvo
que seguirán cayendo en un abismo
y sin embargo cada instante
o sea cada partícula de polvo
es también un copioso universo

con crepúsculos y catedrales y campos de cultivo
y multitudes y cópulas y desembarcos
y borrachos y mártires y colinas
y vale la pena cualquier sacrificio
para que ese abrir y cerrar de ojos
abarque por fin el instante universo
con una mirada que no se avergüence
de su reveladora
efímera
insustituible
luz.


Ese gran simulacro

Cada vez que nos dan clases de amnesia
como si nunca hubieran existido
los combustibles ojos del alma
o los labios de la pena huérfana
cada vez que nos dan clases de amnesia
y nos conminan a borrar
la ebriedad del sufrimiento
me convenzo de que mi región
no es la farándula de otros
en mi región hay calvarios de ausencia
muñones de porvenir / arrabales de duelo
pero también candores de mosqueta
pianos que arrancan lágrimas
cadáveres que miran aún desde sus huertos
nostalgias inmóviles en un pozo de otoño
sentimientos insoportablemente actuales
que se niegan a morir allá en lo oscuro
el olvido está lleno de memoria
que a veces no caben las remembranzas
y hay que tirar rencores por la borda
en el fondo el olvido es un gran simulacro
nadie sabe ni puede / aunque quiera / olvidar
un gran simulacro repleto de fantasmas
esos romeros que peregrinan por el olvido
como si fuese el camino de santiago
el día o la noche en que el olvido estalle
salte en pedazos o crepite /
los recuerdos atroces y de maravilla
quebrarán los barrotes de fuego
arrastrarán por fin la verdad por el mundo
y esa verdad será que no hay olvido

Pdta: Estos post salen como notas en el facebook, el post original se encuentra aquí.

miércoles, 5 de mayo de 2010

Sobre lo inefable e inevitable

Lo inefable es aquello que no puede ser explicado con palabras, que llegado un punto el sistema de símbolos por el cual está constituido nuestro lenguaje es insuficiente a la hora de representar conceptos o aconteceres de sus mismos creadores. Por otro lado, lo inevitable es aquello de lo cual no podemos pasar de largo y de uno u otro modo nos vemos abocados a afrontarlo.

El día de hoy conmemoro 2 años de un acontecimiento que a la fecha debo catalogar como inefable e inevitable y sin lugar a dudas, cambió mi vida para siempre. Hay hechos en la vida de una persona que no pueden ser evitados, no por acción de un destino o los hilos conductores de una deidad que no tiene nada mejor que hacer más que jugar con sus marionetas; los hechos en la vida de una persona son inevitables, sencillamente porque el camino que sigue le conduce a ellos, una simple relación de causalidad. Lo verdaderamente inefable de la situación, es el motivo que nos lleva a recorrer estos caminos, máxime cuando de verdades está lleno el mundo, tan grandes y poderosas que ni el mayor de los necios se atrevería a ponerlas en duda.

Hay mil demonios que es inevitable afrontar, que aparecen una y otra vez a lo largo de nuestra vidas, nuestra conducta nos ubica frente a ellos. Lo inefable lo constituye el hecho de nuestra aversión a aceptarles y recibirles con los brazos abiertos. Sus lecciones deben ser aprendidas, para al final modificar o reafirmar el curso, pero por regla general el odio, el miedo o la ignorancia, en que nos encontramos inmersos nos lleva una y otra vez a huir.

Quisiera poder explicar por qué el nacimiento, la enfermedad, la muerte, aún la vida misma, son dolorosos, simplemente así es. Qué lo produce, todos lo sabemos, cómo eliminarlo, también es conocido, inefable el por qué no seguimos ese camino ya perfectamente delineado. Inevitable es envejecer, perder ese narcótico que llamamos juventud; inefable, buscar fórmulas para frenar la insaciable bestia del tiempo. Inevitable es enfrentar la realidad, pensando que con burdas mentiras y banales juegos se pueden esconder las consecuencias de las acciones realizadas. Inefable, sentir que podemos dejar de asistir a nuestro propio funeral, por el hecho de engañarnos creyendo en la existencia de la redención.

La Rochefoucauld presenta una excelente frase:

"Hay personas que nunca se habrían enamorado si no hubieran oído hablar nunca del amor..."

No hay mejor ejemplo de algo tan inevitable e inefable como éste. Un concepto que nadie puede explicar, y todos saben lo que representa; su vanidad, hipocresía y egoísmo, pero su carácter inevitable es dulcemente abrumador. Al fin de cuentas, quién no ha oído hablar de él?

Sobre mi efeméride, sus lecciones eran necesarias, debía descender al infierno nuevamente para eliminar lo inefable por medio de lo inevitable, para destruir el mito, para abrazar los demonios que me esperaban tras muchos años. No se podía evitar, pues a veces diferentes caminos conducen a un único lugar.

Para concluir un bello poema que lleva por título "Lo inefable", de la escritora Uruguaya Delmira Agustini.

Lo inefable

Yo muero extrañamente...No me mata la Vida,
no me mata la Muerte, no me mata el Amor;
muero de un pensamiento mudo como una herida...
¿No habéis sentido nunca el extraño dolor

de un pensamiento inmenso que se arraiga en la vida,
devorando alma y carne, y no alcanza a dar flor?
¿Nunca llevasteis dentro una estrella dormida
que os abrasaba enteros y no daba un fulgor?...

Cumbre de los Martirios!... Llevar eternamente,
desgarradora y árida, la trágica simiente
clavada en las entrañas como un diente feroz!...

Pero arrancarla un día en una flor que abriera
milagrosa, inviolable!... Ah, más grande no fuera
tener entre las manos la cabeza de Dios!

Delmira Agustini

Como es costumbre dejo una buena canción para alegrar un par de corazones. En esta oportunidad traigo a uno de los grandes maestros de la música latino americana. Se trata de Facundo Cabral, quien imprime su profunda crítica a la sociedad y religión en su obra. El tema lleva por nombre "Yo no vendo yo no compro". Dedicada a los que creen que es posible comprar o vender conceptos como felicidad, amor, alegría, tristeza.

Yo no vendo yo no compro - Facundo Cabral



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