Sobre qué?... cualquier cosa, música, filosofía, poesía, y lo que sea que se nos venga a la cabeza.

viernes, 29 de octubre de 2010

El primer coro de la roca

Hace un par de días en una columna de opinión, me encontré con un par de frases que me llamaron mucho la atención:

¿Dónde está la vida que hemos perdido en vivir?
¿Dónde está la sabiduría que hemos perdido en conocimiento?

Como es ya costumbre, mil cosas me vinieron a la mente, entre ellas mis últimos pensamientos en cuanto a la utilidad de lo ya conocido como inútil. Buscando su origen, me encontré con que pertenecen a un poema intitulado "El primer coro de la roca" del norteamericano T.S. Eliot (1888-1965). El resto es historia, el poema completo es excelente, y no dejo pasar la ocasión de compartirlo con alguien que disfrute de estas palabras.

El primer coro de la roca

Se cierne el águila en la cumbre del cielo,
El cazador y la jauría cumplen su círculo.
¡Oh revolución incesante de configuradas estrellas!
¡Oh perpetuo recurso de estaciones determinadas!
¡Oh mundo del estío y del otoño, de muerte y nacimiento!
El infinito ciclo de las ideas y de los actos,
infinita invención, experimento infinito,
Trae conocimiento de la movilidad, pero no de la quietud;
Conocimiento del habla, pero no del silencio;
Conocimiento de las palabras e ignorancia de la Palabra.
Todo nuestro conocimiento nos acerca a nuestra ignorancia,
Toda nuestra ignorancia nos acerca a la muerte,
Pero la cercanía de la muerte no nos acerca a Dios.
¿Dónde está la vida que hemos perdido en vivir?
¿Dónde está la sabiduría que hemos perdido en conocimiento?
¿Dónde el conocimiento que hemos perdido en información?
Los ciclos celestiales en veinte siglos
Nos apartan de Dios y nos aproximan al polvo.

T.S. Eliot.

Hay frases dentro que merecen ser remarcadas, ciclos infinitos de vida y muerte, inicuas pérdidas en la banalidad, ignorancia avasallante. En cuanto a la pregunta, "dónde está la vida que hemos perdido en vivir?", pienso que allí mismo, en el lugar donde quedó la última vez que nos preguntamos por qué la vivimos, perdida e inútil, pero viva al final. Sin más que vacías victorias, pobres derrotas y minutos que trascurren.


lunes, 18 de octubre de 2010

Revelación y caída

Hace ya un buen tiempo que no paso por este lugar, en verdad he estado tratando de escribir algo moderadamente decente, pero el tiempo que tengo para estas actividades es cada vez menor. Sin embargo, para hoy he dejado un escrito de Georg Trakl, poeta austriaco, quien sin lugar a dudas compartió una visión del mundo similar a la de su contemporáneo colega Rainer Maria Rilke, de quien en repetidas ocasiones he compartido algunos de sus poemas; expresionismo enarbolado por las banderas de la "gran guerra", y el ambiente de preparación para su sucesora.

A cambio de un poema como acostumbro, deseo dejar un escrito prosaico que me conmovió muchísimo. Cada palabra allí escrita trasmite emoción, su tragedia, el mundo, miseria, vida y muerte. Un verdadero gusto para unos momentos de lectura.

Revelación y Caída.

Extraños son los caminos nocturnos del hombre. Cuando iba sonámbulo por las habitaciones de piedra y en cada una ardía un silencioso candil, un candelabro de cobre, y cuando preso del frío entré en el lecho, reapareció en la cabecera la sombra negra de la extranjera, y en silencio oculté mi rostro en las lentas manos. El jacinto florecía azul en la ventana y llegó al labio púrpura de mi aliento la antigua oración; de sus párpados cayeron lágrimas de cristal lloradas por la amargura del mundo. En esta hora la muerte de mi padre hizo de mí el hijo blanco. En azules sobresaltos bajó de la colina el viento de la noche, el oscuro lamento de la madre que moría, y vi el negro infierno en mi corazón; minuto de radiante mutismo.

Suave surgió del muro blanqueado con cal un rostro indescriptible -un joven moribundo-, la belleza de una estirpe que regresa a sus padres. Blancura de luna, el frío de la piedra envolvió la sien desvelada, sonaron los pasos de las sombras sobre erosionadas gradas, un rosado tumulto en el pequeño jardín.

Silencioso estaba sentado en una taberna abandonada bajo vigas ahumadas, solo ante el vino; un cadáver rutilante inclinado sobre la oscuridad y un cordero muerto a mis pies. De un corrupto azul salió la sombra pálida de mi hermana y así habló su boca ensangrentada: Hiere, espina negra. Ah, todavía resuenan las tormentas desatadas en mis brazos plateados. Sangre, corre de mis pies lunares, floreciendo sobre los senderos nocturnos, donde la rata salta gritando. Iluminad, estrellas mis arqueadas cejas; para que el corazón palpite suave en la noche. Irrumpió en la casa una sombra roja con espada flameante, huyó con su frente de nieve.
Oh muerte amarga.

Y una voz oscura habló dentro de mí: He roto la nuca a mi caballo negro en el bosque nocturno, porque de sus purpúreos ojos brotaba la demencia; las sombras de los olmos, la risa azul del manantial y la frescura negra de la noche cayeron sobre mí cuando levanté como cazador salvaje una lanza de nieve. En un infierno de piedra murió mi rostro.

Cayó brillando una gota de sangre en el vino del solitario; y cuando lo bebí sabía más amargo que la adormidera. Una nube profunda envolvió mi cabeza, las lágrimas de cristal de ángeles condenados. Delicadamente fluyó la sangre de la plateada herida de la hermana y una lluvia de fuego cayó sobre mí.

Por el lindero del bosque deseaba caminar, como alguien sombrío que ha dejado caer de sus mudas manos el velo solar, y al atravesar llorando la colina de la tarde levanta los párpados hacia la ciudad de piedra; como un animal que se siente tranquilo en la paz del viejo árbol; oh, esta cabeza inquieta acechando en la penumbra, esos pasos que corren dudosos buscando la nube azul en la colina, persiguiendo también implacables constelaciones. A un lado escolta el corzo la siembra verde, silenciosa compañía de los musgosos caminos del bosque. Las cabañas de los campesinos se han cerrado en su mutismo, y atemoriza en la negra calma del viento la queja azul del torrente.

Pero cuando descendí por el sendero de piedras, me asaltó la locura y grité fuerte en la noche; y cuando con mis dedos plateados me incliné sobre las aguas silenciosas vi que mi rostro me había abandonado. Y la voz blanca me dijo: ¡Mátate! Con un suspiro se levantó en mí la sombra de un niño y me observó radiante con ojos cristalinos: entonces caí llorando bajo los árboles y la poderosa bóveda de estrellas.

Sobresaltado caminar por el caótico sendero de piedras, lejano de los caseríos de la tarde, viendo rebaños que regresan; en la distancia pasta el sol del ocaso en la pradera de cristal y su canto salvaje es conmovedor; el solitario grito del pájaro extraviándose en la paz azul.
Pero dulcemente vienes tú en la noche, mientras yo vigilo sobre la colina o cuando el delirio se desata en la tempestad de la primavera, y con nubes cada vez más sombrías vela mi cabeza muerta la tristeza. Mi alma nocturna es horrorizada por fantasmales relámpagos; tus manos desgarradoras se ensañan sobre mi pecho de aliento entrecortado.

Cuando penetré en la penumbra del jardín y se había apartado de mí la negra presencia del mal, me rodeó la calma del jacinto de la noche; y atravesé el estanque apacible en una barca ondulada mientras una dulce paz conmovió mi frente de piedra. Atónito descansé bajo los viejos sauces y estaba el cielo azul muy alto colmado de estrellas; y cuando me perdí en su contemplación murieron la angustia y el dolor en lo más profundo de mí; y la sombra azul del niño se levantó radiante en la oscuridad, dulce canto. Entonces se elevó con alas de luna sobre el verdor de las cimas, por encima de los peñascos cristalinos, la blanca imagen de la hermana.

Con suelas plateadas descendí los espinosos escalones y entré en la alcoba blanqueada con cal. Ardía allí un candil silencioso y escondí calladamente mi cabeza en las sábanas purpúreas; y la tierra arrojó un cadáver infantil, una figura lunar que salió lentamente de mi sombra, precipitándose con los brazos quebrados de piedra en piedra, cayendo como nieve en copos.

Georg Trakl.

Para finalizar una canción que me encanta, a cargo de Anneke van Giersbergen y Danny Cavanagh, exvocalista de The Gathering y actual de Anathema, respectivamente. Se titula "you learn about it".

sábado, 4 de septiembre de 2010

RE: Carta abierta

Hola mi viejo amigo, ante todo gracias por tu carta, debo admitir que tu franqueza es sobrecogedora y con seguridad sé, has sido enteramente sincero. Sin embargo, no puedo dejar pasar la oportunidad sin dar repuesta a tus palabras. Como has dicho "es un deber ... decir la verdad así ésta sea una como esta." Espero corresponder con las mías.

Quiero empezar por decir que la miseria que ves en el mundo, no es más que aquella que hay en los ojos que la observan, entonces si la vanidad hace del mundo un lugar miserable para ti, es porque estás tan lleno de ella como aquellos a quienes criticas con tal devoción. El mundo, mi querido amigo, no es bello o no solamente porque tú afirmes que lo es, no es ni más ni menos que aquello que tú ves de él.

Sin algo de vanidad sería imposible avanzar en una dirección que implique mejoría, quién sino alguien que desee mejorar sus posibilidades, su nivel social, su vida en general, está dispuesto a hacer algún tipo de cambio en pro de lograr alguna meta particular? Además, aparte del bienestar de las personas, qué crees que impulsa a los seres humanos a recorrer sus vidas. Puedes estar seguro que en el caso en que no existiesen tales metas, las vidas humanas carecerían de sentido alguno.

Ahora, hablas de una moneda con la cual se compra y se vende, de alabanzas y vítores entre personas. Pero ese es el mundo, me gustaría decirte que este contrato social no existe pero está firmado aún por ti, quien lo desprecia; que la belleza del mundo tiene remotamente algo que ver con el hecho de que los hombres caminen sobre la superficie de este planeta, y en medio de lo decadente y amoral que pueda parecer para ti, tiene su lado amable, sencillamente hace la vida de las personas agradable y llevadera. Acaso puedes afirmar que una piel cálida entre sábanas a cada noche, no alcanza para llenar la vida de un hombre, o acaso ya olvidaste que "...El esfuerzo mismo para llegar a las cimas basta para llenar un corazón de hombre...", algo que tú mismo has citado. No deseas tú también un lugar arriba de los tuyos que garantice a tu prole uno aún más alto?. O es que acaso prefieres ir a tu cama fría y solitaria noche tras noche, tan sólo con la compañía de hojas, letras y teclas; donde lo único que te mueve día tras día es la inercia bajo la certeza de tu final. Has comenzado a perder el sabor que implica la experiencia de vivir, francamente lo lamento. Los vanidosos son pobres ricos, sí es cierto, pero a veces tú eres aún más pobre que ellos.

Dices que hemos creado un dios para satisfacer nuestra necesidad de inclinarnos ante algo, de renunciar a nuestra libertad a cambio de los premios prometidos en proverbiales escrituras sagradas. Pero no prefieres ir a tu cama cada noche con la certeza que tu destino está en manos de alguien que sabe lo correcto que se debe hacer; no deseas descargar el peso y el dolor que implica vivir, lejos de tu espalda. Alguien con quien solamente al seguir un sistema básico de reglas te garantiza un bienaventurado porvenir. Por un instante no querrías disfrutar de la fe que disfrutan tus congéneres, solamente cerrar los ojos, caminar hacia el frente y olvidar todas tus preguntas, ideas y conclusiones inútiles, que sin temor a equivocarme jamás tendrán respuesta, afirmación o contradicción?, no quieres disfrutar de esa ignorancia que maldices y condenas, pero que inevitablemente te cubre a ti también. No te gustaría poder burlarte de los grandes y venerados ingenios afirmando que en vez de Dios, son ellos quienes han muerto, o que en la batalla por la existencia igualmente fueron derrotados sin poder hacer nada?

Vives en una nube, bajo la excusa de la razón desde la cual impartes juicios como el dios que afirmas hemos creado. Sí, que gran ironía, alguien que está preso dentro de la cárcel que ha construido para él mismo.

En algo tienes razón, nuestros ojos se cerrarán algún día, y el mundo seguirá andando; desde el atrio sobre en cual predicas o desde la calle de los que pasan a tu lado viéndote sin el menor interés. Por mi parte prefiero no desgastarme pensando en ello, igual siempre terminarás de una u otra forma siendo atormentador y atormentado, tomando parte según la situación.

Al igual que has hecho tú, también me disculpo. Aunque ambos lo sabemos, las disculpas no son más que un modo de acallar la propia conciencia, no se hacen pensando en el otro, el cual mi querido amigo, fue tu máximo acto de vanidad.

Por ahora me despido, espero pronto te mires una vez más al espejo y seguir adelante con nuestra conversación.

Hasta pronto.

PS. De recuerdo te dejo una buena canción llamada "Un blasfemo" de Fabrizio de André, algo de buena música para la ocasión, una buena dedicatoria para ti y tu mundo.




domingo, 1 de agosto de 2010

Carta abierta

Hola, quisiera preguntar cómo te encuentras pero no es necesario, cada mañana te veo y sé que no estás bien. En respuesta a tus inquietudes escribo este corto mensaje, espero sea de tu agrado. Debo escribirlo, lo siento, pero es un deber que todos los seres humanos tenemos, decir la verdad así ésta sea una como esta.

No sé por dónde empezar, por el principio me respondió alguien una vez, hablarte de la vanidad sería un buen principio, ese gran monstruo que consume el último rezago de razón que habita en cada hombre y mujer que recorre este mundo de miseria. La vanidad hace del mundo el lugar que es, y a ti especialmente, te hace un ser infinitamente triste y solitario. Éste es el combustible que te mueve, te fortalece y te castiga. Tus decisiones son producto de tu amor propio, por tu concepción de YO enquistada como la peor de tus ancestrales herencias, saciarte del mundo, calmar tus ansias de placer, de posesión, de poder. Creciste amándote, aprendiste que el culto a tu propio ser es el camino de la felicidad, lo aprendiste como la regla de oro que jamás debías violar, tan bien que aún con el mundo a tus pies siempre desearás más y más; es lo único que conoces del mundo y sabes que allí no hay equivocación, porque, ¿sabes? ella es la piel de tu alma.

Tus acciones más loables y sublimes, sólo serán una fachada a este sentimiento, la devoción por los tuyos, la compasión por los desposeídos, aún las más entregadas acciones llevan consigo su marca, porque se sabe que aquel que se humilla, se sacrifica o se martiriza, no tiene un fin diferente a la auto-complacencia. El vanidoso es rico, se enriquece con el pago de sus congéneres, que portan consigo y están siempre prestos a ofrecer el alimento de la vanidad, su vacía admiración. ¿Es que acaso no los has visto, acaso no lo has sentido, sus palmadas sobre tu hombro y sus alabanzas en público o a tu oído?. No, seguramente no lo has hecho, porque no existe un hombre que se canse de recibir alabanzas. Pero están allí, siempre han estado allí, y sabes que tarde o temprano deberás pagar con la misma moneda, porque tú no eres el único ser vanidoso que desea alabanzas, todos lo somos, y todos estamos ávidos de tu retribución.

Es tan grande tu vanidad que creaste un dios todo poderoso, sólo para ti, para ningún otro ser diferente a ti y te pusiste en la cúspide de lo vivo y lo muerto, de todo aquello que camina, vuela o se arrastra. Uno, que no tiene nada mejor que hacer más que mirar tu comportamiento, y darte premios y castigos a ultranza. Pero como es tuyo tiene que ser también vanidoso, y lo único que exige de ti, es tu veneración, obediencia absoluta y el ingrediente clave y prueba suprema de obediencia, tu ignorancia. Tus premios están acordes con tu consigna, claro, él sabe qué es lo que necesitas, y lo que necesitas es recibir aplausos por tus adquisiciones, vivas o muertas, así que eso es lo único que tendrás en este mundo: posesiones.

Pero sabes una cosa? tu cuerpo envejece, tus senos y caderas firmes no lo serán más, tu virilidad dejará de ser tu orgullo y se convertirá en tu oculta vergüenza. La perspicacia y lucidez mental que antes producía mil aplausos y te ubicó en la cima de tu grupo desaparecerá, hasta podrás llegar a un extremo impensable, olvidar aquello más importante para ti, olvidarás quién eres. No hay nada que lo pueda evitar, no hay recursos suficientes para cambiar esta bella jugada del tiempo. No te quedará más que retirarte solo, esta vez sin los acostumbrados aplausos, con unas cuantas añadiduras que recogiste, con lo que tomaste del mundo; que seguramente, dado que estabas tan ocupado recibiendo y entregando halagos, siempre será poco. Al final te convertirás en nada, un vago recuerdo de un instante que a hoy, es nueve ordenes de magnitud menor con respecto al suelo que pisaste, y que se quedará aquí para siempre junto con tu polvo y toda la vanidad que otrora representó.

Pero si tus acciones más grandes son dirigidas por tu enorme vanidad, las mediocres lo son por la costumbre. Tu costumbre de ver el mundo en un único modo, no importa si puede cambiar o no, te es cómodo como está, y mejor dejas tranquilos a tus santos. Por eso tus más mediocres actitudes están bañadas de ello, de costumbre al mundo, costumbre a lo bueno y lo malo.

Un hombre sabio dijo "El mundo es el infierno, y los hombres se dividen en almas atormentadas y diablos atormentadores", ¿a cuál quieres pertenecer?, la vanidad te dice que seas un demonio atormentador, pero la costumbre y el miedo te dicen que seas un alma atormentada; o no, tal vez no sea así, tal vez tu vanidad te hace ser un alma atormentada, al final tu tormento se traducirá en vítores. Claro, existe otra posibilidad, no ser ni uno ni otro, pero no es para ti, no te interesa, para ello es necesario ser un individuo libre primero, y la libertad no es para ti, necesitas un amo ante quien inclinarte.

Finalmente me despido con una disculpa, porque solo un hombre más vanidoso que tú puede escribirte estas palabras, y pido sinceras disculpas por ello. Estaré presto a seguir con nuestra conversación en otra oportunidad. Hasta pronto.

La familia la propiedad privada y el amor


miércoles, 28 de julio de 2010

Todo hombre es una historia

Hace algún tiempo alguien me preguntó: "y qué hay de tí, cuál es tu historia". El día de hoy recuerdo esa frase, me hace pensar en que, como rezaba la canción de mi adolescencia, "todo hombre es una historia..."

Podría afirmar que es todo un cliché la idea de que cada hombre es una historia, desde niños hemos oido frases del tipo "cada cual es un mundo aparte", pero yo prefiero la historia, diría el ahorcado en su cadalso: "que el hombre se compone solamente de incurable soledad y añadiduras" y las añadiduras no son más que su historia.

Cada cual lleva a cuestas sus acciones pretéritas, sus victorias, sus derrotas, sus muertos, sus duelos resueltos o no, sus miedos acumulados, sus errores, sus aciertos que le enorgullecen y sus pecados que solo producen vergüenza; su memoria llena de pasado, y sobre todo la tinta con que a cada segundo escribe la siguiente página. Dentro de la historia de cada cual se encuentra la esencia de ese individuo; es desconcertante el hecho de pensar que cuando interactuamos con cualquier persona, en realidad lo hacemos con toda su historia, que sus palabras son una nueva generación de las de sus ancestros, herencia de sus demonios hoy convertidos en miedos y taras, mismos antepasados de quienes han aprendido las plegarias que elevan a sus dioses que les proporcionan esperanza y comodidad.

Al pensar en esto, recuerdo un poema que leí hace un par de años, y quisiera compartir pues fue uno de mis favoritos por algún tiempo. Tal vez puede sonar un poco más "dulce" de lo que acostumbro dejar aquí, pero quién dice que de vez en cuando no puedo hacer una escasa excepción, al menos para fingir que existe un mundo diferente?

Siempre
Antes de mí
no tengo celos.

Ven con un hombre
a la espalda,
ven con cien hombres en tu cabellera,
ven con mil hombres entre tu pecho y tus pies,
ven como un río lleno de ahogados
que encuentra el mar furioso,
la espuma eterna, el tiempo!

¡Tráelos todos
adonde yo te espero:
siempre estaremos solos,
siempre estaremos tú y yo
solos sobre la tierra
para comenzar la vida!

Pablo Neruda

Este poema me hace recordar el compromiso que implica en las relaciones humanas, el admitir a cada ser con su historia. Las mujeres y los hombres que portamos en nuestros cabellos y espaldas.

Es dificil comprender el hecho por el cual muchas personas insisten, o mejor insistimos, en el deseo de imponer nuestros mundos, doblegando los ajenos. Vano intento diría yo, pues contra la historia es imposible luchar. Puede estar escrita en libros sagrados o sacrílegos, en polvo o en carne, cerrada con cadenas y sellos, pero está allí. Como siempre quisiera pensar en que algún día aprenderemos a reconocer y valorar la historia de cada hombre que se cruza por nuestro camino, respetar que tal vez mil vidas hablan a través de él y nadie nos otorgó el derecho de borrarlas, por más que nuestra vanidad y la historia que la alimenta indique lo contrario.

Para terminar, una vieja canción que mencioné arriba. La verdad no la escuchaba hace muchos años, pues el género ya no me agrada mucho, sin embargo lleva por nombre el título de post y es un buen recuerdo de otra época. La hace Kraken, una banda que ya presenté en un post anterior, del álbum Kraken I, más o menos finalizando la década de los 80.



Pdta: Estos post salen como notas en el facebook, el post original se encuentra aquí.

sábado, 19 de junio de 2010

Un año después....

Hace exactamente un año publiqué el primer post de este blog. Fue el inicio de un proyecto que siempre me llamó mucho la atención ejecutar, hasta que finalmente me decidí a hacerlo. En todas las entradas a lo largo de este año he querido llevar mi "pontifical" mensaje con música, palabras propias y ajenas, de grandes poetas, escritores, y filósofos. Varias personas han dejado sus opiniones, a veces me las hacen llegar por otros medios; es gratificante saber que personas que nunca pensé se tomarían un rato para leer esto.

Para conmemorar este hecho, he querido hacer una breve reseña de lo que he escrito este año. Quiero aclarar que no es un poema, ni siquiera es un intento de ello; simplemente me pareció interesante organizar las palabras de un modo diferente, dado que son cortos extractos de ideas y frases ya presentadas antes.

Cada instante, por pequeño que sea, algo está cambiando, algo está sucediendo, gracias a ese hecho el universo es lo que es. Soy un convencido, de que la belleza que hay en el mundo no está en los hombres, sin embargo, esa propiedad de cambio también habita en nosotros y me hace pensar que tal vez algún día lo haremos.

Quiero llamar las palabras de un gran escritor que acaba de irse, y responderán a reacciones que sé, algunos han tenido a lo largo de las entradas anteriores y probablemente tendrán hoy.

"Los únicos interesados en cambiar al mundo son los pesimistas, porque los optimistas están encantados con lo que hay... Sí, soy pesimista, pero yo no tengo la culpa de que la realidad sea la que es" (José Saramago).

En este año he leído, escrito, aprendido, clamado....

Que Sisyphus recorre feliz su montaña maldita,
sólo porque su ignorancia no le permite ver más allá,
desde las montañas del averno arrastra su carga,
con la imagen de una falsa meta ante sus ojos.

Que las esperanzas se terminan y empiezan a dar paso,
a la inherente lucha por no odiar lo demasiado humano.
Que el hombre esta condenado a sufrir su tormento,
mientras decida liberarse de las dulces cadenas del apego.

Que más allá del mar significa un vacío infinito,
y las niñas de las fábulas se convirtieron en leyendas vivas.

Que nuestro sitio de recreo es un lugar inviolable,
al que la ilusión y los sueños jamás podrán tocar.

Que los poetas están condenados a la soledad infame,
haciéndose pobres y solitarios mientras esparcen su riqueza;
el ofrecer su corazón no les sirve de nada, en tanto
no haya nada de intrínseca existencia que regalar.

Que no hay tristeza en los árboles al caer el día y
en el lago de las miserias es preciso más que alzar la mirada,
y mientras miramos correr el mundo, conviene medir
cuánto duele vivir a aquellos que se afanan por seguir en pie.

Que las cosas simples, y otras no tanto, las devora el tiempo
y sólo el soberbio desea mares cuando no hay más que arroyos.

Que el infierno de Dante se encuentra esparcido en la tierra,
y que en nadie habita un cielo mayor que su infierno.

Que a los muertos de una felicidad inexistente, debemos
respeto y sinceras disculpas por semejante osadía, pues
tal vez hoy rememoran su propio deceso, a manos de
una lucha por la existencia donde la batalla está ya perdida.

Que el corazón de la tierra y los suyos está hecho de oro,
y el interminable combustible de los mártires es el miedo.
Que sólo en el verso encuentra su bálsamo el alma marchita
cuando el viento juega y canta bajo la brillante bóveda.

Que no hay más que una torpe y sobrevaluada vida sin libertad,
y de dicotomías está hecha el alma de los hombres necios.

Que al final del mundo, en la isla habitada por el eremita,
hay días buenos, días malos y aún días con esperanza.

Que los adiós en la vida de un hombre existen en número
como afluentes alimentan las serpientes desgarradoras de tierra,
y la última ironía será ver pasar esta otrora repudiada sensación,
su aliento libertario, victoriosa sobre el eufemista hasta pronto.

Que los dioses sin templo se convierten en hombres,
y en las tierras desconocidas habitan nuestros recuerdos;
que no por mucho avanzar se amanece más cerca del sol...
y a cambio de muros puentes deben ser construidos.

Que el desbalance entre el ser y el desear ser, lleva a la
destrucción del único ser amado por el hombre necio, él mismo.

Que turistas de almas hemos sido, visitadas y abandonadas,
condenadas al álbum de recuerdos cuando se hacen inútiles.

Que el silencio es la fría lápida cubriendo las esperanzas,
y bajo su rigidez se deshacen en polvo los sueños más vivos,
es el asesino de la verdad y el descubrir, armado solamente
con la mordaza del miedo, las cadenas del odio, y los lazos de la ignorancia.

Que el ahorcado pagó con su vida, fue condenado a terrible maldición,
por gozar de la escasa bendición de ver más allá de lo legal,
con los mismos ojos aún muerto brillantes, y descubrir que el hombre,
no es más que un compuesto de incurable soledad y añadiduras.

Que la comedia se presenta una y otra vez, que siendo tan natural
convitiose en la puesta en escena diaria, sin esperar aplauso alguno.

Que en el "milagro", el "misterio" y la "autoridad" se encuentra
el secreto de la dominación de los pobres y miserables seres,
que buscan encontrar un ser ante quien inclinarse,
y el sumiso rebaño, arrojará la leña a su propia hoguera.

Que todos nacimos un día en el cual dios estaba enfermo,
porque sólo el dios de un hombre necio puede enfermarse;
hombres vanidosos y mezquinos, de metafísica vacía, que sobre todo,
saben, y no saben que la luz es tísica, y la sombra gorda.

Que todos hemos sido hombres que deseamos jamás volver a ser,
o jamás hemos sido aquello que tanto hemos anhelado, que
a veces lo único que resta es odiar lo que otros odian,
y cuando aman, acercarse a robar un poco y amar lo que aman.

Que con mil promesas se adhieren nuestras vidas entre sí,
cuando en realidad es simple olvidar y continuar el camino.

Que el olvido está lleno de recuerdos, el sufrimiento presente
desde el primer aliento contaminante, y el cotidiano vivir
no es más que un instante entre un millón de otros iguales,
cada cual bailando el compás que le hace sentir posible al ser,
que puede dejar de asistir a su propio funeral, por el hecho de
engañarse creyendo en la existencia de la redención.


Y bueno, algo para escuchar. Para la canción de hoy no conozco a nadie que no disfrute de ella, debe haberlos por millones claro, pero al menos, yo no he tenido la mala suerte de encontrar uno. Se trata de un tema más que clásico de la banda Led Zeppelin, llamado "Stairway to heaven". Dado que un tema recurrente aquí ha sido la esperanza, como dice al inicio el señor Robert Plant: "Creo que esta es una canción sobre esperanza".




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martes, 18 de mayo de 2010

Requiem a un poeta

Como introduje en una entrada anterior, el día de hoy se conmemora un año del fallecimiento del poeta y escritor uruguayo Mario Benedetti. No quiero dejar pasar esta oportunidad, y deseo rendir un pequeño homenaje, así que, qué mejor manera de hacerlo que presentando un poco de su obra. Dentro de su trabajo se encuentran poemas que quedarán en la memoria del colectivo de habla hispana, letras obligadas dentro del lenguaje de los enamorados, bien sea quienes disfrutan de su miel, o quienes en cambio sufren su lado amargo. Quiero dejar un par de sus poemas, tal vez no son los más conocidos, pero para mi gusto son excelentes, y muy acordes con mi objetivo.

El primero lleva por título "Cotidiana 1". Pertenece al libro "Cotidianas" (1978). Dentro de esta publicación, se encuentra una secuencia de 5 poemas Cotidiana 1-5, todos de gran calidad literaria y afines en su mensaje. El motivo por el cual este poema ha llamado particularmente mi atención, es el trasfondo de las palabras, pues describe con maestría el carácter no-permanente, causal y finito de cualquier evento en que seamos partícipes. La ínfima duración de un respiro, la eternidad de un abrazo, al final, pasamos toda una vida luchando por no llegar al más corto de los instantes.

El segundo está asociado al concepto de olvido. Pertenece al libro "El olvido está lleno de memoria" (1995). En este caso, es un pequeño recordatorio de la obra de este personaje que ha pasado a ocupar ese lugar, al "sótano de la memoria" de algunos pocos. Sin embargo, el poema habla de la imposibilidad de tal concepto, de la eternización de las palabras, las imágenes, los olores...

Para mí, esta idea representa un cúmulo de contradicciones. Por un lado hay tantas cosas que quisiera poder olvidar, que fueran borradas para siempre, imágenes que quisiera jamás haber visto, sensaciones jamas haber sentido, aromas jamás haber percibido y que palabras jamas hubiesen sido pronunciadas por mi boca; pero por otro, este poema presenta una leve esperanza, una esperanza de que no seremos olvidados, que las imágenes que hay de nosotros perdurarán, que nuestras palabras serán recordadas y nuestras emociones tendrán algún valor y trascenderán más allá de un simple instante.

Pero, para qué deseamos ser recordados? Deseamos simplemente reafirmar nuestra propia concepción de existencia, de nuestro ego que a cada día nos devora en la más intestina lucha?, si es así, quisiera olvidar y ser olvidado. Empero, tristemente el concepto de Benedetti vence y vencerá...


Cotidiana 1

La vida cotidiana es un instante
de otro instante que es la vida total del hombre
pero a su vez cuántos instantes no ha de tener
ese instante del instante mayor

cada hoja verde se mueve en el sol
como si perdurar fuera su inefable destino
cada gorrión avanza a saltos no previstos
cómo burlándose del tiempo y del espacio
cada hombre se abraza a alguna mujer
como si así aferrara la eternidad

en realidad todas estas pertinacias
son modestos exorcismos contra la muerte
batallas perdidas con ritmo de victoria
reos obstinados que se niegan
a notificarse de su injusta condena
vivientes que se hacen los distraídos

la vida cotidiana es también una suma de instantes
algo así como partículas de polvo
que seguirán cayendo en un abismo
y sin embargo cada instante
o sea cada partícula de polvo
es también un copioso universo

con crepúsculos y catedrales y campos de cultivo
y multitudes y cópulas y desembarcos
y borrachos y mártires y colinas
y vale la pena cualquier sacrificio
para que ese abrir y cerrar de ojos
abarque por fin el instante universo
con una mirada que no se avergüence
de su reveladora
efímera
insustituible
luz.


Ese gran simulacro

Cada vez que nos dan clases de amnesia
como si nunca hubieran existido
los combustibles ojos del alma
o los labios de la pena huérfana
cada vez que nos dan clases de amnesia
y nos conminan a borrar
la ebriedad del sufrimiento
me convenzo de que mi región
no es la farándula de otros
en mi región hay calvarios de ausencia
muñones de porvenir / arrabales de duelo
pero también candores de mosqueta
pianos que arrancan lágrimas
cadáveres que miran aún desde sus huertos
nostalgias inmóviles en un pozo de otoño
sentimientos insoportablemente actuales
que se niegan a morir allá en lo oscuro
el olvido está lleno de memoria
que a veces no caben las remembranzas
y hay que tirar rencores por la borda
en el fondo el olvido es un gran simulacro
nadie sabe ni puede / aunque quiera / olvidar
un gran simulacro repleto de fantasmas
esos romeros que peregrinan por el olvido
como si fuese el camino de santiago
el día o la noche en que el olvido estalle
salte en pedazos o crepite /
los recuerdos atroces y de maravilla
quebrarán los barrotes de fuego
arrastrarán por fin la verdad por el mundo
y esa verdad será que no hay olvido

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miércoles, 5 de mayo de 2010

Sobre lo inefable e inevitable

Lo inefable es aquello que no puede ser explicado con palabras, que llegado un punto el sistema de símbolos por el cual está constituido nuestro lenguaje es insuficiente a la hora de representar conceptos o aconteceres de sus mismos creadores. Por otro lado, lo inevitable es aquello de lo cual no podemos pasar de largo y de uno u otro modo nos vemos abocados a afrontarlo.

El día de hoy conmemoro 2 años de un acontecimiento que a la fecha debo catalogar como inefable e inevitable y sin lugar a dudas, cambió mi vida para siempre. Hay hechos en la vida de una persona que no pueden ser evitados, no por acción de un destino o los hilos conductores de una deidad que no tiene nada mejor que hacer más que jugar con sus marionetas; los hechos en la vida de una persona son inevitables, sencillamente porque el camino que sigue le conduce a ellos, una simple relación de causalidad. Lo verdaderamente inefable de la situación, es el motivo que nos lleva a recorrer estos caminos, máxime cuando de verdades está lleno el mundo, tan grandes y poderosas que ni el mayor de los necios se atrevería a ponerlas en duda.

Hay mil demonios que es inevitable afrontar, que aparecen una y otra vez a lo largo de nuestra vidas, nuestra conducta nos ubica frente a ellos. Lo inefable lo constituye el hecho de nuestra aversión a aceptarles y recibirles con los brazos abiertos. Sus lecciones deben ser aprendidas, para al final modificar o reafirmar el curso, pero por regla general el odio, el miedo o la ignorancia, en que nos encontramos inmersos nos lleva una y otra vez a huir.

Quisiera poder explicar por qué el nacimiento, la enfermedad, la muerte, aún la vida misma, son dolorosos, simplemente así es. Qué lo produce, todos lo sabemos, cómo eliminarlo, también es conocido, inefable el por qué no seguimos ese camino ya perfectamente delineado. Inevitable es envejecer, perder ese narcótico que llamamos juventud; inefable, buscar fórmulas para frenar la insaciable bestia del tiempo. Inevitable es enfrentar la realidad, pensando que con burdas mentiras y banales juegos se pueden esconder las consecuencias de las acciones realizadas. Inefable, sentir que podemos dejar de asistir a nuestro propio funeral, por el hecho de engañarnos creyendo en la existencia de la redención.

La Rochefoucauld presenta una excelente frase:

"Hay personas que nunca se habrían enamorado si no hubieran oído hablar nunca del amor..."

No hay mejor ejemplo de algo tan inevitable e inefable como éste. Un concepto que nadie puede explicar, y todos saben lo que representa; su vanidad, hipocresía y egoísmo, pero su carácter inevitable es dulcemente abrumador. Al fin de cuentas, quién no ha oído hablar de él?

Sobre mi efeméride, sus lecciones eran necesarias, debía descender al infierno nuevamente para eliminar lo inefable por medio de lo inevitable, para destruir el mito, para abrazar los demonios que me esperaban tras muchos años. No se podía evitar, pues a veces diferentes caminos conducen a un único lugar.

Para concluir un bello poema que lleva por título "Lo inefable", de la escritora Uruguaya Delmira Agustini.

Lo inefable

Yo muero extrañamente...No me mata la Vida,
no me mata la Muerte, no me mata el Amor;
muero de un pensamiento mudo como una herida...
¿No habéis sentido nunca el extraño dolor

de un pensamiento inmenso que se arraiga en la vida,
devorando alma y carne, y no alcanza a dar flor?
¿Nunca llevasteis dentro una estrella dormida
que os abrasaba enteros y no daba un fulgor?...

Cumbre de los Martirios!... Llevar eternamente,
desgarradora y árida, la trágica simiente
clavada en las entrañas como un diente feroz!...

Pero arrancarla un día en una flor que abriera
milagrosa, inviolable!... Ah, más grande no fuera
tener entre las manos la cabeza de Dios!

Delmira Agustini

Como es costumbre dejo una buena canción para alegrar un par de corazones. En esta oportunidad traigo a uno de los grandes maestros de la música latino americana. Se trata de Facundo Cabral, quien imprime su profunda crítica a la sociedad y religión en su obra. El tema lleva por nombre "Yo no vendo yo no compro". Dedicada a los que creen que es posible comprar o vender conceptos como felicidad, amor, alegría, tristeza.

Yo no vendo yo no compro - Facundo Cabral



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domingo, 11 de abril de 2010

Como árboles

Hace ya algún tiempo que no actualizo el blog, entre otras mis compromisos me han alejado de mis actividades recreativas como esta; sin embargo quiero sacar un poco de tiempo para mantener este proyecto con vida. Para aportar algo breve, quiero dejar un poema excelente. Ya casi se cumple un año de la muerte del señor Mario Benedetti, así que recordarlo con este bello escrito es una buena forma de conmemorarlo. El poema lleva por nombre "Como árboles", forma parte de la obra "Poemas de Otros.... Epílogos míos" (1973-1974). Como siempre está lleno de frases y palabras que no dejan de marcar y resonar mientras, y después de leerlo. Para quien disfrute de pensar en su interacción con el mundo, será un gusto.

Como árboles

Quién hubiera dicho
que estos poemas de otros
iban a ser
míos

después de todo hay hombres que no fui
y sin embargo quise ser
si no por una vida al menos por un rato
o por un parpadeo

en cambio hay hombres que fui
y ya no soy ni puedo ser
y esto no siempre es un avance
a veces es una tristeza

hay deseos profundos y nonatos
que prolongué como coordenadas
hay fantasías que me prometi
y desgraciadamente no he cumplido
y otras que me cumplí sin prometérmelas

hay rostros de verdad
que alumbraron mis fábulas
rostros que no vi más pero siguieron
vigilándome desde
la letra en que los puse

hay fantasmas de carne otros de hueso
también hay los de lumbre y corazón
o sea cuerpos en pena almas en júbilo
que vi o toqué o simplemente puse
a secar
a vivir
a gozar
a morirse
pero además está lo qe advertí de lejos

yo también escuché una paloma
que era de otros diluvios
yo tambén destrocé un paraíso
que era de otras infancias
yo también gemí un sueño
que era de otros amores

asi pues
desde este misterioso confín de la existencia
los otros me ampararon como árboles
con nidos o sin nidos
poco importa
no me dieron envidia sino frutos

esos otros están
aqui

sus poemas
son mentiras de a puño
son verdades piadosas

están aqui
rodeándome
juzgandome
con las pobres palabras que les di

hombres que miran tierra y cielo
a través de la niebla
o sin sus anteojos
también a mí me miran
con la pobre mirada que les di

son otros que están fuera de mi reino
claro
pero además
estoy en ellos

a veces tienen lo que nunca tuve
a veces aman lo que quise amar
a veces odian lo que estoy odiando

de pronto me parecen lejanos
tan remotos
que me dan vértigo y melancolía
y los veo minados por un duelo sin llanto
y otras veces en cambio
los presiento tan cerca
que miro por sus ojos
y toco por sus manos
y cuando odian me alegro de su rencor
y cuando aman me arrimo a su alegría

quién hubiera dicho
que estos poemas míos
iban a ser
de otros.

Mario Benedetti.

Creo que todos hemos sido hombres que deseamos ser y nunca fuimos, que fuimos y ya no seremos más...
Como es costumbre acompaño el post con una buena canción. El día de hoy traigo un tema que tenía reservado desde hace mucho tiempo, pero siempre terminaba por dejar otro. Esta canción está llena de recuerdos de otra época, aunque las circunstancias descritas son válidas para toda la existencia, en realidad es bastante especial para mí. Se trata de "Siempre" algo de la banda colombiana Kraken, espero lo disfruten. Dedicado a aquellos que viven haciendo promesas...

He tenido algunos problemas con la radio del blog que he tratado de resolver, por lo cual pido excusas.

Siempre (Kraken)



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viernes, 26 de marzo de 2010

Los Heraldos Negros

Para la entrada del día de hoy, he reservado algo especial -desde mi punto de vista, claro- tanto en poesía como en música.

Como mencioné hace algunos días, quiero dejar algunos trabajos presentados por Cesar Vallejo, a quien introduje con uno de sus poemas más representativos, tal vez por lo álgido del tema abordado, algo llamado "Espergesia". Hoy quiero presentar un poema intitulado "Los Heraldos Negros", que da el nombre al libro en cual fue publicado.

Los Heraldos son mensajeros, por eso la frase clave: "Los heraldos negros que nos manda la muerte", tiene especial relevancia en el texto. Supongo que todos hemos sentido este mensaje en algún momento de nuestras vidas.

Dentro de la mitología etrusca (un grupo humano que se supone habitó al norte de Italia) existe una deidad llamada "Vanth". Esta deidad, estaba clasificada como una de las pertenecientes al infra-mundo, cuyo papel en algunos casos estaba relacionado con portar presagios o mensajes alrededor de la muerte, una especie de anunciación, y en otros servir de guía, dotada de bondad, adornada con una antorcha con el objetivo de iluminar el camino oscuro y desconocido de aquellos que descienden al submundo; este tipo de deidades son conocidas comúnmente como "psicopompo". Su representación incluye alas, colaborando en la conformación del concepto de "ángel" introducido en culturas y religiones modernas. En muchas culturas, diferentes personajes han cumplido la labor del psicopompo, por ejemplo el jaguar en los mayas, Anubis para los egipcios, Cerbero, e incluso seres aún vivos como los chamanes entre algunos grupos indígenas.

Con esto sólo deseaba hacer una pequeña introducción al papel que han jugado los "heraldos negros" a lo largo de la historia y visión metafísica de la humanidad. Cada cultura ha sentido su necesidad y por tanto les ha incluido en sus mitos. Para nosotros claro, existen versiones equivalentes, pero es algo que dejo al escrutinio personal de cada quien. Aquí Vallejo los invoca, personificados en sus grises momentos.

El poema es excelente, cargado de energía y emoción como ya describí antes. No tengo mucho más que agregar al respecto.

Los heraldos negros.

Hay golpes en la vida, tan fuertes... Yo no sé.
Golpes como del odio de Dios; como si ante ellos,
la resaca de todo lo sufrido
se empozara en el alma... Yo no sé.

Son pocos; pero son... Abren zanjas oscuras
en el rostro más fiero y en el lomo más fuerte.
Serán tal vez los potros de bárbaros atilas;
o los heraldos negros que nos manda la Muerte.

Son las caídas hondas de los Cristos del alma,
de alguna fe adorable que el Destino blasfema.
Esos golpes sangrientos son las crepitaciones
de algún pan que en la puerta del horno se nos quema.

Y el hombre... Pobre... pobre! Vuelve los ojos, como
cuando por sobre el hombro nos llama una palmada;
vuelve los ojos locos, y todo lo vivido
se empoza, como un charco de culpa, en la mirada.

Hay golpes en la vida, tan fuertes ... Yo no sé!

Cesar Vallejo.


Ahora, como dije al comienzo la canción de hoy también es especial, y está relacionada con el tema. Es una canción que al igual que un tema que dejé en un antiguo post del blog me transporta a una época pasada de mi vida, a la altura de 1993, cuando la vida empezaba a perfilarse tal y como sería el resto de ella. Se trata de algo llamado "Seres de la noche", la hace la banda colombiana Estados Alterados, quienes de algún modo marcaron una época musical. En lo personal me trae grandes recuerdos y me encanta, espero alguien aún la disfrute como yo. Quisiera dedicarla a aquellos que formaron parte de esa extraña época de presagios, incluso a mis propios heraldos negros.

Seres de la noche (Estados Alterados)


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martes, 16 de marzo de 2010

Sobre fracasos y trapecistas kafkianos...

Hace algunas semanas escuché una canción que me llamó sumamente la atención, inicialmente por su ritmo y después de investigar un poco por la frialdad, un poco de crueldad pero al fin la realidad relatada entre sus letras, así que pensé en algún momento escribir una entrada al respecto, ésta lleva por nombre "Failure". Por otro lado, en medio de un par de lecturas, me he encontrado con una historia corta de uno de los grandes representantes de la literatura mundial, el señor Franz Kafka (1883-1924). Básicamente su trabajo es considerado como ciencia ficción, sin embargo sus personajes guardan características tan particulares y extrañamente elaboradas, que se ha acuñado el término "kafkiano" para describir cierto tipo de entornos y situaciones.

El cuento lleva por nombre "Un artista del trapecio", el cual se encuentra enfocado en la vida de un hombre de circo quien es el encargado del espectáculo del trapecio. Este hombre llevaba un particular modo de vida, pues no bajaba de las alturas de su trapecio ni siquiera a cumplir con actividades básicas de la vida humana.

"...había organizado su vida de manera tal —primero por un afán de perfección profesional y luego por costumbre, una costumbre que se había vuelto tiránica— que mientras trabajaba en la misma empresa, permanecía día y noche en su trapecio..."

Definitivamente el afán de éste hombre por la perfección de su arte le había llevado a un extremo inimaginable para vivir. Mientras leía esta historia pensaba en la cantidad de empresas que he comenzado a lo largo de mi vida, y de igual modo de quienes me han rodeado a lo largo de ellas. En un sin numero de oportunidades, se podría decir que llegamos a extremos dignos de un relato de Dante sólo por el miedo a fracasar en alguna de estas empresas.

Los motivos por los cuales tememos de tal manera a los fracasos pueden ser variados. Por un lado pienso, que la carga de imposiciones socio culturales impide que por la más pequeña arista se filtren fallas y realidades, que por demás sabemos, son inherentes al desempeño humano. Somos artistas de lo perfecto, actuamos en una obra en donde no hay espacio a una falla en el guión, so pena de un deshonroso aislamiento, escrutinio, o juicio social. Hay una cantidad abrumadora de parámetros que deben ser satisfechos, momentos, edades y estadios en la vida donde se debe o no hacer cierta acción. Está escrito en qué escalafón en nuestras profesiones debemos estar ubicados, qué nivel económico debemos tener, incluso el momento en que se debe contar con una pareja, y cuándo ser padres. Si alguno de estos parámetros se rompe, no se cumple, se sobreviene sin conmiseración alguna el terrible y temido anatema social. Kafka escribe

"...Esta manera de vivir del trapecista no creaba demasiado problema a quienes lo rodeaban. Su permanencia arriba sólo resultaba un poco molesta mientras se desarrollaban los demás números...Pero los directores se lo perdonaban, porque era un artista extraordinario, insustituible. Por otra parte, se sabía que él no vivía así por simple capricho y que sólo viviendo así podía mantenerse siempre entrenado y conservar la extrema perfección de su arte..."

Es decir, mientras sigamos el patrón de perfección, una vida intachable y siendo un poco irónico, de "buenas costumbres" tendremos garantizado el éxito social.

Por otra parte se encuentran nuestros propios deseos. No es extraño para nadie, que la fuerza que motiva a un ser a seguir cierto camino puede no estar más allá de su propia voluntad, de su propio afán de enaltecer su propio ego. Un monstruo voraz y definitivamente insaciable que lo consume todo de un ser, hasta llevarlo a lo más extremo de la barbarie. Finalmente, se encuentra de nuevo la falta de educación emocional, tan inherente a nuestra cultura. El miedo al fracaso, a enfrentarlo, a ir al lecho una noche con el terror que al día siguiente no se encontrará el sol frente a nuestros ojos.

Tristemente la suma de todos estos factores nos llevan por caminos cada vez más insospechados; a la estoica resistencia de los frios vientos, a la sumisa marginalidad e incluso al siempre "bendito" y bien recibido martirio o sacrificio personal, algo por demás muy frecuente entre quienes me han rodeado. Curiosamente, estas muestras de entrega están más cargadas de vanidad y miedo que de aquello que pretenden vender. Pueden recordar el fragmento de Nietzsche titulado "El martir a las malas" que usé en una entrada anterior donde se describe de manera perfecta esta idea. Un fuerte agravante a estos elementos proviene del entorno en el cual se ha crecido, en donde podemos terminar por creer en el fracaso como un gen que se transmite en nuestra sangre, el cual se debe eliminar a cualquier precio, o peor como casos conozco, en donde la creencia en este hecho implica resignarse a lo que ofrezca la vida, sin tomar riesgo alguno en ningún proyecto.

Un ejemplo perfecto donde se conjugan estos tres factores son nuestras relaciones sentimentales. Cuando la embarcación comienza a zozobrar entran en juego el miedo a la letra escarlata sobre el pecho del culpable de la falta, porque claro, nos han enseñado que siempre hay un culpable, rara vez son dos, o ninguno y claro, el desarrollo de esa historia siempre dependerá fuertemente del género de su protagonista. Luego aparece el terror de la pérdida de nuestro anhelado objeto de deseo, aquello sin lo cual nos sentiremos vacíos y miserables, y por lo cual debemos entregar hasta el último vestigio de dignidad. Finalmente entra en escena nuestra educación emocional, la cual nos indica que no se puede fracasar, que lo que sea que haya que resistir, debe hacerse, pues ese fracaso nos perseguirá por el resto de nuestros días, y ese sufrimiento será siempre bien visto por nuestros congéneres e incluso por nuestras deidades. Así terminamos entregados a promesas y esperanzas vacías, a actos heroicos, sacrificados, y peor, en algunos casos arrastrando a otros por pura vanidad o simple miedo. Conozco casos donde el pánico producido por la pérdida de nuestro objeto produce reacciones veramente particulares y bastante negativas, formando un círculo de manipulación, ira, sumisión,... y de nuevo manipulación, ira, etc.

Volviendo a la historia de Kafka, la paz del trapecista sólo se veía perturbada cuando el circo debía trasladarse de un lugar a otro, dado que debía salir de su paraíso personal en las alturas y bajar al infierno que representaba acercarse a la imperfección de su arte.

El concepto de perder su estatus de perfección le aterraba.

En medio de uno de estos traslados el trapecista solicita que sea modificado su entorno para el espectáculo, a cambio de un trapecio exige dos, a lo cual el dueño del espectáculo, feliz como vivía siempre con su estrella, accede sin dudarlo.

"...Pero, de pronto, el trapecista rompió a llorar. Profundamente conmovido, el empresario se levantó de un salto y quiso conocer el motivo de aquel llanto...—¡Cómo es posible vivir con una sola barra en las manos! —sollozó el trapecista..."

Ya no era suficiente para el trapecista la perfección lograda en su acto, necesitaba más, y estaba nuevamente vacío.

En muchas oportunidades terminamos perdiendo de vista la dimensión de la realidad, entramos en un laberinto lleno de obstáculos y metas; perdidos entre sus muros y recompensas vivimos. Sin embargo, siempre hará falta algo, el hambre nunca será satisfecha y siempre buscaremos una segunda barra de trapecio.

Finalmente, el dueño del circo tiene una alerta, para sí mismo se cuestiona

"...Si por causas tan pequeñas se deprimía tanto, ¿desaparecerían sus tormentos? ¿No existía la posibilidad de que fueran aumentando día a día? ¿No acabarían por poner en peligro su vida?..."

Podemos perder nuestras vidas de este modo, sin siquiera darnos cuenta. Invertir los mejores o peores años (no encuentro mucha diferencia entre unos y otros) de nuestras vidas en cualquier tipo de empresa. Siempre buscando ser ganadores, por mera vanidad, ego, o simple y vulgar miedo.

Kafka pone la lápida al final de su historia, la respuesta vino de la tez de su estrella: "...Y el empresario creyó distinguir ... las primeras arrugas que comenzaban a insinuarse en la frente infantil y tersa del artista del trapecio...."

A lo largo de nuestras vidas podemos acumular tantos éxitos y/o fracasos como proyectos emprendamos, en la mía no tengo idea si serán más los sucesos que las caídas. Como regla general los primeros enceguecen en el mejor de los casos, en el peor envilecen; los segundos en cambio, tienden a aleccionar de algún modo. Tal vez allí se encuentre la importancia tanto del éxito como del fracaso, se requiere de un balance, un ser envilecido o derrotado no puede ser el ideal de un individuo libre, por muy necio que éste sea. Claro, el aprender este tipo de lecciones no garantiza nada, simplemente es un buen comienzo para cualquiera.

Como mencioné al comienzo hubo una canción que me hizo pensar en esta idea. La versión original la hace una banda llamada "Swans", aunque yo la conocí hace un par de semanas gracias a un cover hecho en un EP reciente de "My Dying Bride". En lo personal prefiero esta última versión, no agrega mucho a la original pero para mi gusto suena muy bien.

Failure



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viernes, 12 de marzo de 2010

Espergesia

En la última semana han caído en mis manos un par de libros del poeta peruano César Vallejo. La verdad, leerlos es un viaje al interior de un hombre atormentado en su vida, por demás, siempre un otoñal ocaso. Leer la poesía de Vallejo es ante todo un ejercicio desgarrador y desalentador, no es posible dejar pasar de largo tanta miseria reunida en un pequeño grupo de palabras. Sus obras destacadas, "Los Heraldos Negros" (1918) y sobre todo "Poemas humanos" (1939), donde hace uso de un lenguaje cada vez más crudo; son símbolos de una época conflictiva en su mundo original así como su mundo adoptado, es época de grandes contradicciones, de hambre, de guerra y de muerte en el viejo mundo, y es en ese contexto que cobra vida su obra, en ese tiempo y lugar en donde parece haber renunciado a toda esperanza. La obra de este hombre ha marcado un hito dentro de la poesía latinoamericana, pues su particular estilo y dialéctica, basado en el uso rústico, a veces forzado del lenguaje, que obliga al lector a ir más allá de sus palabras. En el ensayo "Vallejo y Neruda: Dos modos de influir" de Mario Benedetti (1972), éste afirma:

"...El legado de Vallejo, en cambio, llega a sus destinatarios por otras vías y moviendo quizás otros resortes... lucha (Vallejo) denodadamente con el lenguaje, y muchas veces, cuando consigue al fin someter la indómita palabra, no puede evitar que aparezcan en ésta las cicatrices del combate..."

Me gustaría dejar algunos de los poemas que más me han llamado la atención, tal vez para futuras entradas los use, sin embargo, el día de hoy sólo me quedaré con uno muy popular intitulado "Espergesia".

El término "espergesia" no tiene un significado real, oficialmente no existe dentro de nuestra lengua, y tal vez representa una de las tantas contradicciones que se encuentran en tan maravilloso escrito. Es un poema que no sólo se puede leer, tal como he dicho antes, invito a todos a mirarlo con otros ojos, soltando la cruz de las manos y sintiendo las palabras que allí yacen.

Quisiera dar la explicación que he hallado a algunos de los versos, pero prefiero no influir el modo de pensar y sentir de quienes aquí puedan encontrar un rato de esparcimiento. Espero sea de su agrado y tal vez alguien pueda dejar un comentario de lo que opina de este poema, es realmente inevitable sentirse sobrecogido.

ESPERGESIA

Yo nací un día
que Dios estuvo enfermo.

Todos saben que vivo,
que soy malo; y no saben
del diciembre de ese enero.
Pues yo nací un día
que Dios estuvo enfermo.

Hay un vacío
en mi aire metafísico
que nadie ha de palpar:
el claustro de un silencio
que habló a flor de fuego.

Yo nací un día
que Díos estuvo enfermo.

Hermano, escucha, escucha...
Bueno. Y que no me vaya
sin llevar diciembres,
sin dejar eneros.

Pues yo nací un día
que Díos estuvo enfermo.

Todos saben que vivo,
que mastico... Y no saben
por qué en mi verso chirrían,
oscuro sinsabor de féretro,
luyidos vientos
desenroscados de la Esfinge
preguntona del Desierto.
Todos saben... Y no saben
que la luz es tísica,
y la Sombra gorda...
Y no saben que el Misterio sintetiza...
que él es la joroba
musical y triste que a distancia denuncia
el paso meridiano de las lindes a las Lindes.

Yo nací un día
que Dios estuvo enfermo,
grave.

Para terminar como siempre, dejo una buena canción. El día de hoy quiero dejar algo de una fabulosa artista, representante de la lucha por la igualdad. Se trata de Nina Simone, con una excelente canción llamada "Ain't Got No...I've Got Life". Una maravillosa muestra de humanidad...que muy a pesar de todo lo que torpemente creamos, es lo único que realmente tenemos...





miércoles, 3 de marzo de 2010

El gran inquisidor...

Después de un corto ayuno en lo que a entradas respecta, el día de hoy me he dado a la labor de escribir algo para compartir aquí. El motivo principalmente se debe a que me he encontrado con una verdadera joya del señor Feodor Dostoyevsky, que me ha animado a escribir algo al respecto. Dostoyevsky fue un escritor de origen ruso, sus escritos están llenos de detalles enriquecedores (a veces excesivos) sobre sus personajes, y sobre todo, lo que ha elevado su literatura al punto que se encuentra el día de hoy: un profundo conocimiento de la psique humana, de su sicología, hasta representar una piedra angular en los orígenes del existencialismo. Bien lo diría el gran Nietzsche en su "Ocaso de los ídolos": "...Dostoyevsky, el único psicólogo, dicho sea de paso, que me ha enseñado algo. Dostoyevsky ha sido una de las mayores suertes de mi vida...", así que un poco de existencialismo aunado a un poco de iconoclastia son una mezcla que no puedo dejar pasar.

En este caso quiero comentar un poco sobre un escrito intitulado "El gran inquisidor". Aunque forma parte de la novela "Los hermanos Karamázov" e inicialmente fue presentado como un poema, su trascendencia le permitió ser publicado como una historia corta de manera individual, una obra maestra que describe a la perfección la esclavitud sicológica de los seres humanos, un tema que por demás me desvela y a ratos mortifica.

Básicamente la historia trascurre en el siglo XV en Sevilla, donde después de un gran festín de barbarie efectuado por la "santa inquisición" hace su aparición Jesucristo, cumpliendo con las profecías bíblicas, atendiendo los piadosos llamados de sus seguidores. La escena de apertura no puede ser más dicente:

"...Aparece entre las cenizas de las hogueras, donde la víspera, el cardenal gran inquisidor, en presencia del rey, los magnates, los caballeros, los altos dignatarios de la Iglesia, las más encantadoras damas de la corte, el pueblo en masa, quemó a cien herejes..."

Una verdadera muestra de autoridad y poder sobre la tierra.

En medio de los acontecimientos, hace su aparición quien será el personaje central: el cardenal gran inquisidor. Después de observar los hechos y milagros que se están sucediendo, no duda en lanzar su primer juicio, inesperadamente, al menos para mí, ordena que el recién llegado sea puesto en detención. El pueblo estaba seguro de quién se trataba este personaje, estaba observando los acontecimientos corrientes y sin embargo, obedece sin vacilación alguna. Dostoyevsky dice: "...Y es tal su poder, tal la medrosa sumisión del pueblo ante él, que la multitud se aparta, al punto, silenciosa, y los esbirros prenden a Cristo y se lo llevan. Como un solo hombre, el pueblo se inclina al paso del anciano y recibe su bendición...". Se hace evidente el corazón del máximo jerarca, y surge el primer interrogante: si esta masa está segura de la presencia del personaje frente a ella, si ha adorado, respetado y anhelado su nombre por quince siglos, cómo es posible que olvide esta idea y simplemente obedezca al inquisidor y se postre ante él?

La respuesta surge entonces de la aplicación de tres principios básicos: el “milagro”, el “misterio” y la “autoridad”, pilares fundamentales de la esclavitud mental. El inquisidor, increpa a su prisionero citando un conocido pasaje bíblico (Evangelio según Mateo 4:1-11) como herramienta para desentrañar el secreto de su funesto hallazgo. A través de la situación en donde Jesucristo se vio enfrentado a las "tentaciones por el diablo" ha logrado encontrar el camino a una compasiva dominación humana.

En primera instancia, la primera tentación implica el poder de convertir las rocas en pan, de satisfacer la necesidad básica del ser humano de ser controlado y poseído, de tener un amo. Estaba ante sí el secreto del mundo: "...El más vivo afán del hombre libre es encontrar un ser ante quien inclinarse...". Si Él hubiese aceptado su propuesta, habría sido dotado con el poder de regir el mundo, con la "autoridad" para decidir sobre el destino de tan serviles y miserables creaturas. Si se presentase ante ellos portando su pan, implícitamente habrían recibido sus cadenas. Irónicamente las cadenas impuestas a los hombres son una liberación, la llave que abre los grilletes del temible libre albedrío, de la obligación de discernir entre el bien y el mal, aquella del íncubo encarnado en la búsqueda de una razón de existir, de la libertad de la conciencia. Al final, el hombre preferiría entregarse a los brazos de la muerte, antes que a una vida sin un motivo; el problema que adviene de este hecho es que esta razón, esta responsabilidad propia es una pesada carga, que la vileza humana no quiere enfrentar, así que prefiere entregarla a otros, al azar, al dios de turno o al de sus ancestros. Esta característica fue la primera apuesta perdida por Él, la libertad ofrecida es un don sólo apreciado por una ligera minoría, el conjunto de los "Ubermensch" revelado por Zaratustra. He aquí la primera respuesta al interrogante antes formulado. El miedo que conlleva la libertad, cediendo el poder ante aquel que proporcione el pan terrestre desde lo no terreno. Es por esta razón que las sociedades humanas han creado ídolos desde el inicio de los tiempos, manchado con sangre campos sin fin, en el afán de obligar a sus vecinos a doblegarse ante su autoridad, en algunos casos por simple ignorancia, en otros como bien es conocido por todos, porque algunos han descubierto el secreto del pan. Como colofón, al mismo ritmo que caen estas sociedades surgen sus reemplazos cada cual con sus correspondientes ídolos, y así será hasta el final de nuestros vacios días.

"...Pero, en verdad, más que el pan en sí, lo que les satisfará es que nosotros se lo demos. Pues verán que, si no convertimos las piedras en partes, tampoco los panes se convierten, vuelto el hombre a nosotros, en piedras. ¡Comprenderán, al cabo, el valor de la sumisión! Y mientras no lo comprendan, padecerán..."

La segunda tentación está asociada a la necesidad de la prueba malsana. Cuando el pasaje bíblico (Mateo 4:6) "...Si eres Hijo de Dios, échate de aquí abajo, pues escrito está: “A sus ángeles encargará que te tomen en sus manos..." se está ofreciendo la posibilidad de dudar y discernir entre conceptos mentales, filosóficos, culturales, religiosos, etc. Para complementar su tragedia, este ser débil requiere, exige del "Milagro" para así dar sentido a su existencia y respuestas a sus interrogantes, pues enfrentar por sí mismo sus contradicciones, sus dolorosas dicotomías existenciales, le aterra. Al no encontrar la fuente de tal cosa, la crea, y se inclina ante ella, una vez más otorgando el poder, su libertad al hacedor de milagros, mago, vidente y cual sea su la propiedad concedida.

Por otra parte, si de esclavitud y cesiones se habla, el tratado no estaría completo sin considerar el saber. No existe mejor forma de controlar al hombre que manteniéndole al margen de la verdad, privándole de las mieles del conocimiento. Si se le priva a este frágil ser de su único camino al despertar, no le quedará más remedio que retirarse a su propia tragedia. Es allí donde aparece el último de los principios básicos de la esclavitud: "El misterio". Este conocimiento que sólo es permitido a aquel que posee el derecho intrínseco a tenerlo. Aquel que de forma piadosa y subrepticia se ha sacrificado para librar de su pesada carga a los demás. Es depositario de los profundos secretos, guardados con recelo, y sobre todo hacer uso de ellos; es capaz de definir la falta, así como su juicio, su condena y hasta su perdón. Es dueño del mito, la verdad y el engaño. Dice Dostoyevsky: "rebaño de cobardes y de miserables, gritarán a nuestros pies: -¡Sí, tenéis razón! Sólo vosotros poseéis su secreto y volvemos a vosotros! ¡Salvadnos de nosotros mismos!-"

De esta manera se cierra el círculo sobre el cual se mueve el mundo a través de los tiempos, buscando la unificación bajo una sola bandera, una única verdad, una sola espada y un único símbolo que encarna el fin de la conciencia, la libertad y la verdad, para dar paso a la "felicidad" otorgada al rebaño.

Es curioso ver como en un corto párrafo escrito hace menos de dos milenios se pudo describir tan perfectamente el corazón del hombre, anticipando lo que serían los tiempos venideros. Confieso que cada vez que alguien proclama conocer la voluntad de un dios, no me queda otra opción más que temblar.

Al finalizar, la lápida puesta por el gran inquisidor sobre el pecho de aquel en cuyo nombre había construido su imperio:

"...Lo que te digo se realizará; nuestro imperio será un hecho.
Y te repito que mañana, a una señal mía, verás a un rebaño sumiso echar leña a la hoguera donde te haré morir, por haber venido a perturbarnos. ¿Quién más digno que Tú de la hoguera? Mañana te quemaré..."

Quiero aclarar que lo que he aquí escrito así como la historia original de Dostoyevsky, como es, llena de citas y mensajes religiosas, no está principalmente focalizado o dirigido en esa dirección. Tiene como objetivo, dar una muestra de la realidad de los pueblos y sociedades, y hace una predicción, en el caso del escrito original, de muchos sucesos que acaecieron poco tiempo después de escrito, a finales del siglo XIX y comienzos del XX. Empero, quiero agregar que este esquema sigue rigiendo a todo nivel nuestra conducta, el desarrollo de nuestra sociedad, escala de valores morales, educación emocional, etc. La cadena de esclavitud sigue firme en su lugar.

Estoy seguro que si alguien lee este escrito, encontrará en algún modo un reflejo para sí mismo, y podrá ver dentro de sí. Tristemente, según mi experiencia de vida no hay muchas esperanzas de cambio, aunque cualquiera es un buen día para recomenzar.

Quisiera compartir finalmente una canción que me encanta. Se trata de un tema llamado "When Shadows Grow Longer" de la excelente banda alemana "Empyrium", álbum "Where At Night The Wood Grouse Plays", para terminar con el ambiente que he traido el día de hoy. Desafortunadamente hace muchos años que el proyecto parece haber finalizado, sin embargo dejaron un enorme legado que sirve de referencia para todo el género.

When Shadows Grow Longer







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domingo, 31 de enero de 2010

Presentimiento

Hoy sólo deseo compartir un poema que me encanta, dado que he retomado mis actividades normales y lecturas.

Presentimiento

Estoy como una bandera, rodeado de lejanías.
Presiento vientos que vienen y los tengo que vivir,
mientras tanto que las cosas no se tocan unas a otras,
las puertas se cierran suaves, hay calma en las chimeneas,
las ventanas aún no tiemblan, y el polvo es aún pesado.

Noto ya las tempestades y me excito como el mar.
Y me ensancho y caigo en mí
y me arrojo y estoy solo
en la enorme tempestad.

Rainer Maria Rilke.

El tema de hoy es una obra maestra de la música italiana. Conozco muchas versiones en la voz de igual número de artistas, incluso Mercedes Sosa llegó a interpretarla. Esta es mi preferida, por la potencia de la voz que imprime Andrea Bocelli. Es la primera vez que dejo algo de este artista a pesar de ser uno de mis favoritos.



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miércoles, 20 de enero de 2010

Enero

Este es el primer post de este año, no he estado muy activo en lo que a lectura se refiere y mucho menos a la escritura y actualización del blog. Sólo quiero dejar un pequeño poema, que por varios motivos dista un poco de la línea que estaba llevando en lo que a poesía respecta.

Primero que todo, es de un autor anónimo, y es la primera vez que dejo algo sin autor conocido. Segundo, se aleja del tipo de poesía que acostumbro leer y sobre todo dejar en el blog, sin embargo, ya había mencionado que esta clase de excepciones también son incluidas. Se trata de algo bastante pasional, casi erótico, que la primera vez que leí me dejó una agradable sensación, pues describe puntos que cualquier ser humano puede identificar, y espero, recordar con al menos una sonrisa dentro de sí.

El escritor italiano Umberto Eco, en su famosa obra "El nombre de la rosa" escribió:

"Yo definiría el efecto poético como la capacidad que un texto presenta de continuar generando diferentes lecturas, sin ser aún completamente consumido". Este pequeño texto me genera esa sensación, leerlo hoy después de un año de haberlo hecho por primera vez me sigue llenando de interrogantes, sobre su autor, su destinatario y si la situación descrita con palabras puede o pudo equiparar la real. El título es aún más atípico, considerando lo escrito, quisiera saber qué pasó por la mente de esa persona al momento de poner el nombre de este mes en él. Por estas fechas recordé que hace algún tiempo leí algo que habían llamado Enero y lo comparto aquí.

Enero

Entre sueños te veo,
recorro tu cuerpo
desnudo y cálido,
mientras tiembla
al rozar las puntas
de mis dedos con
sutil inocencia.

El tiempo se detiene
en ese instante,
tus lábios húmedos,
tu respiración se
acelera, pide más
contacto, más
caricias, más pasión.

Miro tus ojos,
confundidos entre
amor y exitación,
siento tu aliento,
tu pulso, la vida
dentro de ti,
me pierdo para
siempre en tu paraiso.

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