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lunes, 3 de febrero de 2014

Yo, que tantos hombres he sido ...


Yo, que tantos hombres he sido ...

reza el inicio de un muy popular verso del maestro Borges. Forma parte de un poema en sí mismo enigmático; enigmático por su título "Le regret d'heraclite", enigmático porque está formado por dos simples frases, empero versos poderosos como casi todos los del maestro, y enigmático porque la mujer citada en dicho poema, Matilde Urbach, nos ha sido esquiva por mucho tiempo.

Claro, en la actualidad basta con hacer una corta búsqueda por la red, y vendrán algunas respuestas respecto al origen de la mujer en cuestión, sin embargo, no hay una solución definitiva, solo historias, cuentos y especulaciones.

Creo que a este punto lo menos importante de la historia es conocer los detalles precisos del enunciado. Es ya de común acuerdo aceptar el hecho de que el personaje proviene de una novela que en algún momento pasó por manos del maestro. Y es que a decir verdad, la magia del verso no se encuentra en encontrar una explicación -y aquí pido excusas por el especial oxímoron-, sino en vivirlo como se hace normalmente con los pasajes y versos de Borges.

Quisiera saber si Heráclito en realidad se lamentó de la suerte humana que él mismo describió. Si al menos una pequeña queja por el destino cambiante de los hombres. Por mi parte espero que no, aceptar el simple enunciado de la impermanencia, abrazarlo como uno de nuestros tesoros más preciados me parece más digno de júbilo que de tristeza. Sé muy bien que muchos desearían que no fuera de esa manera, supongo que todos habremos deseado en algún momento de nuestras vidas que el tiempo se detuviera en un instante y permanecer allí por el resto de nuestras existencias, pero sencillamente no es así. Tal vez por ese deseo oculto de los hombres, en alguna oportunidad la impemanencia fue pintada como un feroz mostruo, con garras, dientes y muchos ojos, simplemente devorando la vida y la muerte. 

La verdad no entiendo por qué Borges lo pintó de esa manera, describiendo al filósofo con un lamento, y así decide nominar sus fabulosos versos. No porque en realidad el filósofo se lamentase de algo, sino porque fue el mismo Borges quien lanzó el quejido. Quizà el mismo se resistía a la impermanencia.

Recuerdo hace ya algún tiempo haber presentado un poema relacionado con este tema (link), por demás recurrente en todo lo que escribo, en aquel caso Benedetti decía:

después de todo hay hombres que no fui
y sin embargo quise ser
si no por una vida al menos por un rato
o por un parpadeo
en cambio hay hombres que fui
y ya no soy ni puedo ser
y esto no siempre es un avance
a veces es una tristeza

No es mucho lo que puedo agregar al tema aparte de unas pocas palabras. Como en el verso de Borges, he sido infinitos hombres, porque infinitos instantes he estado sobre esta tierra, y como Heráclito afirmó, me he bañado en cada uno de ellos; porque el universo es tal vez infinito también, y como cualquier otro, soy parte de èl y cuando mi día termine lo seré aún más.

... no he sido nunca aquel en cuyo abrazo desfallecía Matilde Urbach”


Para terminar una canción que me encanta, de un artista que presenté en una entrada anterior, se trata de Nick Cave con "Mermaids".



1 comentario:

  1. ¡Hola! Te acabo de nominar para los Liebster Awards pasá por acá: http://hicetnunc-meri.blogspot.com/ Saludos.

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