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lunes, 11 de febrero de 2013

Masa

Una vez más traigo por este sitio algo de la obra de César Vallejo. Aquel amado y a la vez vapuleado de la literatura latinoamericana. Este poema es algo particular dentro de la vida y obra de Vallejo. Es bien conocido que la muerte es más que una constante en la obra de Vallejo, es casi el tema central. Los Heraldos negros (1919), libro del cual ya presenté un poema homónimo, y tal vez uno de sus más populares, es todo un canto a la muerte como único camino y fin en la vida. Vallejo, se dice, consideraba la vida completamente inútil, pues desde siempre tuvo en mente la burla y la desgracia de nacer solamente para volver a morir.


Sin embargo el poema que presento a continuación es todo lo contrario, algo casi esperanzador, en donde es posible vencer a la muerte, donde toda la compasión de la humanidad reunida en un único deseo, es capaz de traer a uno que ya no se encuentra más entre los vivos. Creo que es una evocación a los mitos cristianos, al fin y a cabo en la época en que creció Vallejo era imposible escapar de la tragedia de la educación cristiana y en él siempre era evidente la necesidad de espiritualidad, esto último reflejado en su famoso Espergesia.


En general el término masa es empleado para definir un conglomerado de personas. A veces asociada a la lucha de clases, y en otras como en mi caso, despreciada por su amorfismo e inherente torpeza, no obstante aquí Vallejo la ha transformado en vehículo de esperanza. Quisiera ser solidario una vez más con las voces de la esperanza,  al igual que en la entrada anterior, pero no, hoy sencillamente no me uno a la causa de arrancar de los brazos de la muerte a un hombre, porque como una vez escribiera Saramago es un su bello evangelio:


"...María de Magdala pone una mano en el hombro de Jesús y dice, Nadie en la vida tuvo tantos pecados que merezca morir dos veces..."

Masa

Al fin de la batalla,
y muerto el combatiente, vino hacia él un hombre
y le dijo: «No mueras, te amo tanto!»
Pero el cadáver ¡ay! siguió muriendo.

Se le acercaron dos y repitiéronle:
«No nos dejes! ¡Valor! ¡Vuelve a la vida!»
Pero el cadáver ¡ay! siguió muriendo.

Acudieron a él veinte, cien, mil, quinientos mil,
clamando: «Tanto amor, y no poder nada contra la muerte!»
Pero el cadáver ¡ay! siguió muriendo.

Le rodearon millones de individuos,
con un ruego común: «¡Quédate hermano!»
Pero el cadáver ¡ay! siguió muriendo.

Entonces, todos los hombres de la tierra
le rodearon; les vio el cadáver triste, emocionado;
incorporóse lentamente,
abrazó al primer hombre; echóse a andar.

César Vallejo


Para completar la entrada de hoy traigo dos canciones. La primera de ellas me encanta, aún no me decido cuál de las versiones que conozco, si la original de los "The Beau Brummels" o  el excelente cover hecho por Ulver. Aquí dejo la versión original, pero quien lo desee puede seguir el link.



Por otro lado, una canción que me ha llamado bastante la atención, tanto la canción en sí misma como el vídeo. Se trata de "Jubilee Street" de "Nick Cave & The Bad Seeds", algo realmente interesante.


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